Hubo una época en la que el chiste recurrente de las chick flicks (comedias románticas) era el de la estresada chica privilegiada que se iba de compras. Elle Woods de “Legalmente Rubia”, Carrie Bradshaw en Sex and the City, e incluso Isla Fisher en “Loca por las Compras”. No volver a comprar nada jamás: ¿lo intentarías?
Según un estudio de 2015 hecho en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, la adicción a las compras dejaba a quienes la tenían con deudas difíciles de pagar y hasta con problemas legales. Pero no hay que reducir el panorama del consumo a solo un trastorno psicológico: de hecho, la deuda actual de los estadounidenses por consumo es de 4,2 mil millones de dólares, según datos de la Reserva Federal.
No volver a comprar nada jamás: ¿lo intentarías?
Sin embargo, debido a los impactos sociales y ecológicos que el exceso de consumo ha causado, así como una economía en franca decadencia, la visión de las nuevas generaciones va en contra de lo que les enseñaron y con lo que los bombardean: es mejor comprar experiencias que cosas.
Aún así, quienes han viralizado sus desafíos de no consumo incluso han dejado de ver las compras como una prioridad y esto lleva a la pregunta: ¿estarías incluso dispuesto a no comprar nada?
No comprar depende de cada quién
Estas experiencias ya han sido consignadas por escritoras como Ann Patchett, colaboradora de The New York Times, que contó su experiencia de un año sin ir de compras. Ya lo había hecho la periodista Michelle McGagh en 2016, que también contó sus desafíos en The Guardian: cómo ajustarse los primeros meses a no comprar nada innecesario, definir qué es y qué no es, cómo limpiar, reemplazar, cómo no ceder ante la tentación y ante esa felicidad efímera que da un gasto absolutamente innecesario.
En este camino les han seguido escritoras como Eden Ashley, fundadora del portal MintNotion, que tiene, entre otros retos, uno de 30 días llamado Shop Your Closet Challenge, donde invita a reusar de manera creativa las prendas que ya tienes, o la Youtuber Hannah Louise Poston, que en 2018 hizo el reto por un año y así dejó, definitivamente, su adicción a las compras.
Ahora bien, en lo referido a no comprar nada más como propósito, hay todo tipo de retos, como dejar el celular, la televisión y otros aditamentos dependiendo de su estilo de vida, hasta llegar a proyectos de gente que ha creado comunidades alrededor del no consumo, como The Buy Nothing Project, creado hace ocho años por Rebecca Rockefeller y Liesl Clark, que ahora es un movimiento internacional de trueque, que ya tiene más de 1,5 millones de seguidores en 31 países y en donde la gente, en grupos, hace trueque para no comprar más cosas.
Por su lado, Joshua Becker, del blog Becoming Minimalist, define a su estilo de vida como el “remover las cosas que no te traen felicidad y curar las cosas que reflejan nuestras prioridades y visión de la vida”. Y tanto su portal, como el de este estilo de vida llamado Break the Twitch, muestran que no hay reglas fijas para serlo. Simplemente, se pueden comenzar con pequeños pasos, como revisar qué cosas son necesarias, tratar de bloquear el bombardeo de consumo incluso a nivel online, y deshacerse de lo que verdaderamente no es importante, pero al nivel que tu lo puedas permitir hasta llegar a lo que hace, por ejemplo, Marie Kondo.
Por ejemplo, esta fue la experiencia de Lucía González Schuett, quien trabajaba en fast fashion (ahora lo hace en reventa de piezas de moda y no se define a sí misma como minimalista) y que es autora del famoso Ted Talk “Un año sin comprar”: “Luego de un año sin comprar, cuestiono el por qué de cada cosa en cada lugar de donde vivo. Ya no tengo esa necesidad de comprar y cuestiono la necesidad de tener cosas. Cuestiono qué puedo tener que me sirva, que pueda tener múltiples usos y si tengo un objeto que de verdad no está conmigo, pienso en si alguien me lo puede prestar. Yo también hago esto. Comprar es mi última opción y a la hora de hacerlo, pienso en los objetos de segunda mano. En mi caso, cuando me propuse no comprar, era porque me mudaba con muchas cosas y comencé mi maestría. Pensé en lo que estaba dispuesta a pagar para cargar con esas cosas conmigo. Además, comenzaba un MBA y era una estudiante, por 16 meses, sin salario. Comencé esto como un ejercicio constante y puedes comenzar con pequeñas metas y tiempos, no importa si fracasas, y en el momento que ya hay un esfuerzo por tu parte, puedes alimentar la tendencia de no seguir comprando”, le explica a Metro desde Londres.
“No es que haya dejado de tener gustos que sean caros: el punto es cómo gestionarlos para que yo decida sobre ellos y no ellos sobre mí”
Lucía considera que si bien el beneficio de no comprar tanto es importante, no es el principal en su caso. “Una vez que vives sin comprar tanto, reevalúas el tiempo, que para mí es importante. ¿Cómo es que he pasado tanto tiempo de mi vida en Zara.com? ¿En qué me ha aportado esto? Ahora, el factor tiempo es el más importante y lo divides en dos: el tiempo en que pasas comprando y el que ocupa tu vida en ordenar esas cosas. Cuanto menos cosas tienes, más atención recibe cada objeto. Tengo cosas que me alegro todos los días de tener, pero ahora paso menos tiempo dándoles cuidados. Siento que es pensar mucho más sobre qué objetos merecen entrar en nuestras vidas y merecen nuestra atención y nuestro tiempo y en qué espacios van a estar en la casa. En mi caso, también, si adquiero un objeto, salgo de otro y han sido, en los últimos tiempos, más objetos los que he vendido que los que he comprado. No consideres comprar algo nuevo como primera opción. Cuando ya tienes esto en tu vida, ya no tienes ese hábito de perder el tiemo y permitirte el lujo, aunque sea de 5 euros, en Zara. Ahora, hay gente más minimalista, pero yo no soy tan drástica: los estilos de vida son distintos y las necesidades también, así que puedes tomar esto como un paso a la vez y repetir el ejercicio constantemente. Y también reevaluar el para qué de las cosas, incluso por su valor sentimental. También puedes pensar en otros factores, como objetos que usarás a largo plazo vs. para un momento: yo también soy fan de invertir en piezas de más de una temporada”, explica.
3 preguntas a…
Michael Solomon, profesor de Marketing de la Universidad de San José en Filadelfia.
¿Por qué cree que algunas personas están tratando de no comprar más cosas innecesarias que antes?
–Con algunas pequeñas excepciones, como toques de codo en lugar de apretones de manos, una crisis como la pandemia no produce cambios. En cambio, acelera los que ya estaban comenzando a suceder. Este es el caso de las prioridades de compra. Incluso antes del pasado mes de marzo, comenzamos a ver muchos consumidores (¡aunque ciertamente no todos!) que estaban tratando de simplificar sus vidas y también tomar decisiones que son mejores para el medio ambiente. Por ejemplo, a medida que los consumidores se sintieron abrumados con la gran cantidad de “objetos” que poseían, más personas optaron por gastar su dinero en “experiencias” (como expediciones de viajes de aventura).
Vimos un interés creciente en “ordenar” y en “casas pequeñas” que eliminan muchas posesiones. Una vez que ocurrió la pandemia, esto arrojó leña al fuego, ya que ya no podíamos usar muchas de las cosas que solíamos amar para comprar, como ropa nueva o incluso automóviles. El bloqueo obligó a algunos de nosotros a reexaminar nuestras prioridades, ya que las conexiones humanas que damos por sentado se volvieron más importantes que las conexiones materiales
¿Cree que esta pandemia realmente hizo repensar -en el caso de las personas que tienen sus necesidades básicas cubiertas- nuestros hábitos de consumo?
–Creo que una vez que la pandemia termine, una parte de la población responderá a la enorme demanda reprimida y gastará mucho dinero en cosas que se hayan perdido durante el cierre. Sin embargo, los productos que eligen comprar pueden ser diferentes como resultado. Por ejemplo, me refiero a la “vestimenta de inversión”; creo que para algunos consumidores veremos un “regreso a la elegancia” donde la gente vive en extremos: mucho más informal en el trabajo de lo que solía ser, pero más interesante en usar ropa de calidad cuando puedan regresar a los restaurantes, etc. ¡Piense en los viajes en avión en la década de 1960, cuando los hombres usaban trajes y las mujeres usaban sombreros y guantes para volar en un avión!
¿Cuáles podrían ser sus consejos para las personas que quieren no comprar más cosas innecesarias?
–Pregúntese: “¿Realmente necesito esto?” “¿Estoy dispuesto a descartar algo que ya tengo para tener espacio para esto?” Y, a menudo, es útil imponer una “regla de 24 horas”. No compre el artículo inmediatamente. Espere un día para ver si todavía lo desea tanto. Si lo hace, es más probable que sea una compra que realmente lo haga feliz.
Algunos otros pasos para comprar menos
- Define metas realistas y plazos de tiempos que puedas seguir de acuerdo con tu estilo de vida: no a todos les funciona lo mismo.
- Si fracasas, no desistas: puedes darte cuenta de los errores que cometes a la hora de conseguir tu objetivo e intentarlo otra vez.
- Puedes tener apps como Fintonic, Mooverang, o Monefy que pueden controlar tus gastos.
- Bloquea –en lo posible– todo acceso a páginas que sabes que te tentarán. Esto también puede incluir, en ciertos casos, sus cuentas de redes sociales.
- Si vas a comprar algo, cuestiona su valor a largo plazo y para qué, así como su espacio y cuánto gastarás en ello.