Las autoridades en el Congo exhortaron el domingo a iglesias, hoteles y restaurantes a intensificar sus medidas de seguridad, luego que una bomba mató a cinco personas en el este del país.
Las autoridades impusieron un toque de queda y establecieron controles viales en respuesta a la violencia.
La bomba fue detonada por un suicida el sábado en un restaurante en Beni, en el este del Congo.
El alcalde de ese pueblo, coronel de policía Narcisse Muteba, advirtió que otros locales deberían tener guardias y detectores de metal debido a la posibilidad de nuevos ataques de “terroristas”.
“Le pedimos a la población a mantenerse atenta y a evitar espacios públicos durante las festividades”, declaró Muteba el domingo a The Associated Press.
El brigadier general Constant Ndima, gobernador militar de la provincia Kivu del Norte, anunció un toque de queda a partir de las 7 p.m. y el establecimiento de puestos de control vial.
Inicialmente el gobierno dijo que fueron siete las fatalidades: seis víctimas y el atacante, pero Muteba aclaró al día siguiente que las víctimas fueron cinco. Otras 13 personas siguen hospitalizadas.
El hecho del sábado intensificó temores de que el extremismo islámico se está arraigando en Beni, que durante años ha sido blanco de ataques de rebeldes de las Fuerzas Aliadas Democráticas.
Muteba atribuyó el ataque a esos rebeldes, cuyos vínculos con organizaciones terroristas internacionales no son claros.
La filial centroafricana del grupo Estado Islámico se ha atribuido ataques adjudicados a las FAD, pero se desconoce exactamente qué rol desempeño la organización mayor en el financiamiento de esos hechos.