Un grupo de científicos de la Sociedad Ambiente Marino (SAM) y la Universidad de Puerto Rico (UPR) llevó a cabo una investigación destinada a explorar la mortandad masiva que afectó gran parte de las poblaciones de erizos negros en el Caribe en 2022.
El estudio, titulado “Consecuencias demográficas desiguales del brote de enfermedad de 2022 para el erizo de mar Diadema antillarum en Puerto Rico”, tuvo como objetivo entender el efecto de esta enfermedad.
Según Carlos Toledo-Hernández, investigador principal de este esfuerzo, esta epidemia ha afectado a gran parte de las poblaciones de erizos del mar Caribe.
“La investigación ha identificado que el impacto ha sido variable, es decir, la enfermedad ha disminuido la abundancia de erizos negros en algunas playas de Puerto Rico. Sin embargo, en otras playas no se han detectado efectos mayores”, explicó Toledo-Hernández.
Los erizos de mar son claves para la supervivencia de los arrecifes de corales pues controlan la abundancia de algas, que de otra forma sobre crecen a los corales matándolos.
“Esta investigación nos ha permitido actualizar el estatus demográfico de los erizos negros en Puerto Rico. En adición, nos ha permitido entender el efecto de esta epidemia a nivel de la Isla. Nos permite crear planes a corto y largo plazo y prepararnos para atender el impacto de una nueva epidemia que sea aún mayor”, expresó el Toledo-Hernández.
Carlos Toledo-Hernández Ph.D., Claudia Patricia Ruiz-Diaz Ph.D., y Marcos A. Quiñones-Otero y Ruber Rodríguez-Barreras, Ph.D. participaron en esta investigación.
Por otro lado, la SAM llevó a cabo el estudio “Un método exitoso para restaurar hábitats de praderas marinas en zonas costeras afectadas por eventos naturales consecutivos”, en el cual se presentaron formas para restaurar las praderas marinas en la Isla.
La ambientalista científica Claudia Patricia Ruiz-Díaz explicó que estas se encuentran sufriendo un deterioro a nivel mundial a consecuencia del deterioro de la calidad de agua y eventos ambientales como huracanes, tormentas, marejadas, olas de calor entre otros.
“Las hierbas marinas ayudan a amortiguar la energía del oleaje en eventos como los huracanes, tormentas y marejadas. Además, son un ecosistema marino que puede directamente mitigar el cambio climático, sirviendo de sumidero del dióxido de carbono”, dijo Ruiz-Díaz.
Ruiz-Díaz enfatizó que el valor asociado en términos de los servicios que prestan las praderas marinas en Puerto Rico se estima en más de $1.5 billones anuales, sin embargo, muchas de estas praderas están amenazadas por el desarrollo desmedido y con poca planificación de nuestras costas.
“Las praderas de hierbas marinas son el refugio de cientos de especies como manatíes, tortugas marinas y peces de importancia comercial entre otros. Este proyecto se llevó a cabo en La Reserva del Canal Luis Peña en Culebra, donde se restauraron dos hectáreas de hierbas marinas. Allí, contamos con la participación de la comunidad en general, tanto de Culebra y la Isla Grande”, detalló.
La buena noticia, según la Dra. Ruiz-Diaz es que este estudio, desarrolló un método exitoso para restaurar los hábitats de hierbas marinas en zonas costeras afectadas por fenómenos naturales, reduciendo la erosión costera, el riesgo de inundaciones y aumentando el hábitat para muchas especies.
“También, logramos aumentar el área de sumidero de Dióxido de Carbono y de esta forma aportar a la mitigación del cambio climático. Finalmente, demuestra que la restauración de este ecosistema es viable, esperanzadora, y que puede replicarse en otras praderas de hierbas marinas en el Caribe”, abundó.
En el estudio participó Claudia Patricia Ruiz-Diaz Ph.D., Carlos Toledo-Hernández, Ph.D. Juan Luis Sánchez-González y Alex E. Mercado-Molina, Ph.D.