Opinión

El abuso del proceso debilita el resultado

Lee aquí la columna del vicepresidente del Proyecto Dignidad

Mediante Orden Ejecutiva OE-2024-016 el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia ha convocado al cuarto plebiscito de estatus que se va a celebrar en Puerto Rico en un periodo de doce (12) años. Vamos a uno por cuatrienio. ¿Quién hubiera pensado que, con los resultados del plebiscito del 2020, la elección de seis delegados (cabilderos) por la estadidad, y la gran amistad del gobernador con el liderato demócrata, y una Comisionada Residente alegadamente republicana, no se hubiera avanzado nada en el tema del estatus de Puerto Rico? Sin embargo, ¿que se adelantó? NADA.

Claramente, el Partido Nuevo Progresista (PNP) intenta utilizar nuevamente la bandera de la estadidad como una fachada para buscar manipular y aprovecharse de las convicciones y esperanzas de todo los electores estadistas en Puerto Rico, a los cuales con la boca trata de atraer, pero con sus acciones cada día aleja más de su redil.

El PNP no se ha dado cuenta que sus acciones y estrategias plebiscitarias cada vez más van erosionando su credibilidad. Acusan a los demás partidos de querer administrar la colonia, pero precisamente a eso es a los que el liderato del PNP se ha conformado. Pero ese no es el problema más fundamental de todo esto. El problema más fundamental de esta estrategia fallida es que jugando al plebiscito criollo, y abusando de ese proceso, no tan solo erosionan su credibilidad con el electorado local, sino que erosionan también la credibilidad de las consultas sobre el estatus ante el Gobierno Federal. Si juegas electoreramente con el proceso plebiscitario, se debilita el proceso, y cuando se debilita el proceso, se debilita el resultado. Por eso pasa lo que hemos visto, NADA.

Para Proyecto Dignidad atender el tema del estatus político es importante. Por esto estamos convencidos que para lograrlo se requiere desprendimiento de todas las partes interesadas para lograr un proceso serio y verdaderamente democrático. Por demasiado tiempo los plebiscitos criollos se han diseñado a la medida del gobierno de turno; sin diálogo y acuerdos entre las partes. Esta incapacidad de tomar una decisión consensuada, para ir juntos como pueblo ante el gobierno de Estados Unidos, ha provocado que el Congreso y el Ejecutivo federal no validen ni tomen en serio los resultados.

En Proyecto Dignidad estamos dispuestos a sentarnos en la mesa con todas las facciones de estatus para lograr llevar a cabo un proceso de autodeterminación que nos permita exigir con fuerza el cumplimiento de la voluntad democrática de los puertorriqueños.

No debemos permitir más engaños. Es hora de darnos a respetar, eligiendo un gobierno eficiente y capaz, que respete al pueblo, y se respete a sí mismo. Enderezando la administración pública, implementando medidas de libertad económica y libre mercado, mejorando nuestra calidad de vida, reduciendo la pobreza, fortaleciendo la clase media y en su día, encausar un proceso de solución de estatus que sea claro, totalmente democrático y vinculante para todas las partes. Esa es la ruta que debemos seguir. Aquí no hay que boicotear, aquí lo que hay es que educar y confiar en que el electorado sabe discernir. Aquellos que aún bajo el entendimiento de lo que representa este plebiscito deseen votar en el mismo, que lo hagan, de eso es que se trata la libertad individual. Ahora bien, encárguense de enviar el mensaje correcto, votando por un cambio verdadero. Integro en las tres papeletas por Proyecto Dignidad. ¡Adelante, con fe!

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