Opinión

RFK Jr.

Lee aquí la columna del abogado estadista

Quedan 69 días para las elecciones, y hoy empezamos esta columna con una adivinanza. ¿Qué tienen en común un oso, un gusano cerebral y una cabeza de ballena?

Si usted contestó “cosas muertas que Robert F. Kennedy Jr. ha llevado consigo”, entonces acertó.

Probablemente ya haya escuchado la última historia alocada del repertorio de RFK Jr., esta vez cortesía de una vieja entrevista con su hija Kathleen “Kick” Kennedy. Aparentemente, una vez, cuando Kick tenía 6 años, su padre encontró una ballena muerta en la playa, le cortó la cabeza con una sierra eléctrica y la ató a la minivan para llevarla hasta su casa. En el camino, los jugos de la carne podrida se vertieron en las ventanas del automóvil, lo que provocó que los niños Kennedy se cubrieran la cabeza con bolsas de plástico.

Lindos recuerdos familiares.

Por sucesos como este y por su reciente endoso a Trump es que no debería sorprendernos la posición cuando su hermana Kerry Kennedy comenta a la prensa “Si mi padre estuviera vivo hoy, el verdadero Robert Kennedy habría detestado casi todo lo que representa Trump. Repudio y me separo por completo, me disocio de Robert Kennedy Jr. y sus flagrantes esfuerzos por pisotear la memoria de mi padre”.

Pero, ¿deberíamos nosotros también sentir repudio ante RFK Jr.? ¿Podría RFK Jr. realmente inclinar la balanza hacia una la elección de Trump?

Veamos en detalle.

RFK Jr. no se retiró por completo de la carrera presidencial. En cambio, ha suspendido la campaña por sí mismo y ha respaldado a Trump, y ahora seguirá luchando para alentar a sus antiguos partidarios a votar por el hombre al que una vez llamó “sociópata”.

Kennedy ha expresado que estará eliminando su nombre en diez estados indecisos, donde podría quitarle los votos necesarios a Trump. ¿Significa esto que él podría decidir esta elección presidencial?

Definitivamente es posible. Kennedy afirma que sus encuestas mostraron que el 57% de los que dijeron que votaban por él votarían por Trump si Kennedy no estuviera en la carrera. Así que, en algunos lugares clave, la eliminación de su nombre podría ser teóricamente el factor definitorio.

Pero mantendrá su nombre en la papeleta electoral en los estados que es casi seguro que votarán por Harris o Trump, a pesar de todo. ¿Por qué? ¿Ego? ¿Papeleo? O, como dice Kennedy: “Permite que la gente vote por mí sin ninguna consecuencia”.

Esa gran tradición de Kennedy de votos sin sentido…su padre debe estar revolcándose en la tumba.

Aquí es donde uno empieza a preguntarse, ¿es eso legal? ¿Puede uno incluir su nombre en la papeleta electoral solo en lugares donde no quieres que la gente vote por ti? ¿Y donde has pasado meses acumulando el apoyo suficiente para que tu base te dé el poder de tal vez negociar una recompensa por abandonar la carrera?

Kennedy no dijo abiertamente qué rol le había ofrecido Trump en su campaña o en su administración, pero él (y su ahora ex compañera de papeleta, Nicole Shanahan) insinuaron que Kennedy sería parte de un segundo mandato de Trump a cambio de la retirada. Kennedy lo llamó un “gobierno de unidad”.

“Si el presidente Trump es electo y honra su palabra, la vasta carga de enfermedades crónicas que ahora desmoraliza y lleva al país a la bancarrota desaparecerá”, dijo Kennedy durante su anuncio de la suspensión de su campaña.

Según expertos en temas electorales, Kennedy tiene argumentos sólidos para poder eliminar su nombre de la papeleta en aquellos estados que entiende conveniente para Trump (a cambio del que sea el ofrecimiento que le han hecho los republicanos) y permanecer en la papeleta en el resto de los estados en que haya logrado que su candidatura prospere.

Como precedente, existe el famoso ejemplo de la carrera presidencial de 1952 con una dinámica similar: Dwight Eisenhower llegó a un acuerdo con Earl Warren (un gobernador de California de tres cuatrienios) para nominar a Warren a la Corte Suprema a cambio de que Warren no desafiara a Eisenhower por la nominación presidencial republicana.

La primera vacante después de la elección de Eisenhower fue la de presidente del Tribunal Supremo. Eisenhower se opuso inicialmente, pero finalmente lo nominó.

¿Entonces, tendremos un juez Kennedy? Poco probable, pero quién sabe con Trump y su gente.

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